Hoy es el Día del Maestro!!!...la verdad no tengo mucho para decir...o mejor dicho: tengo la sensación de un largo silencio. Me pregunto si serán las voces silenciadas de la formación docente. La realidad tan contradictoria y disonante del aula, la soledad de la práctica, las contradicciones de las prácticas discursivas de los docentes. Hoy me entristece que siendo el día del maestro, ya ni quede una pizca de respeto por quienes ejercen esta honorable profesión, que tan devaluada, desacredita y humillada está...hoy se recuerda el 11 de septiembre como el hito histórico de las torres gemelas, el día que EEUU le demostró al mundo que sumar enemigos en pro del capitalismo salvaje, no es una buena idea para lograr la PAZ en el mundo y conquistar la democracia. (vaya ironía: "a Dios rogando y con el mazo dando" )
Mientras tanto, acá, en nuestras escuelas argentinas, seguimos legitimando la agresión, la violencia escolar. Cada vez crece la desmentida como mecanismo de defensa al interior de la práctica docente; cada vez más nivelamos hacia abajo...ya no importa que el alumno nos insulte si al menos hace las tareas!!!a eso hemos llegado...a tener miedo de sancionar o de llamar la atención frente a un acto de violencia. Muchos docentes creen que la solución está en formato de programas políticos que se bajan en calidad de jornadas, pero se quejan diaramente por ello, y se contradicen en las aulas y en sala de profesores. Se genera individualismo y no se piensa en el bien común. Sin embargo, el código de convivencia se lleva como manual de instrucciones. El docente si no asume que es un actor político, jamás va a lograr la transformación educativa deseada, a veces el pesimismo sólo es una excusa que denota una actitud reaccionaria...hay que ser revolucionarios en la práctica!!! una manera es comenzar por terminar con las desmentidas y asumir el costo de esta profesión. La violencia está instala en todas las escuelas y en todos los niveles socioeconómicos. La transgresión de los alumnos hacia las normas de convivencia rayan en la falta de respeto, en la desacreditación permanente de la autoridad docente. Cada vez que lo NEGAMOS, sólo legitimamos el proceso de la pérdida del sentido de la AUTORIDAD, es decir: reproducimos una y otra vez la caída de la ley del padre como modelo de cultura.
HAY QUE NEGOCIAR....PERO NUNCA CEDER LOS ESPACIOS!!!!